(Por María Pérez)
Así se hacen llamar ellas: Personas Libro, a lo que suelen apostillar: Personas Libres.
Forman parte de un proyecto que surgió
a comienzos de siglo en la Escuela de Lectura de Madrid tras largas
investigaciones de Antonio Rodríguez Menéndez acerca de la palabra
y su entrega.
El Proyecto Fahrenheit 451 reconoce y
afirma que la lectura es un derecho de todas y cada una de las
personas, y que, los que podemos gozar de ella día a día, debemos
llevarla hasta el último rincón de la Tierra.
¿Qué mejor modo de hacerlo que
entregando las palabras como si tuyas se tratasen?
En esto consiste básicamente la
función de este grupo de personas, por cierto, cada vez más y más
extendido.
El primer paso a dar para convertirte
en uno de ellas es escoger un texto. Es más fácil, si con la
elección te identificas o eliges uno con el que quieras reivindicar
algo y te resulte atractivo, siempre de una forma respetuosa, pero
con absoluta libertad. A continuación, sólo tienes que memorizarlo,
sentirlo y las palabras se habrán convertido en parte de ti.
Ésta es la mejor arma para transmitir
lo que desees, y según reconocen los propios componentes del
proyecto, la recompensa que se obtiene con este acto aparentemente
tan simple es mucho mayor de lo que se puede percibir. Entre otras
cosas, señalan las siguientes:
Las personas-libro coinciden en
reconocer que entregando las palabras los demás perciben justo lo
que tú, como persona-libro, querías que sintieran, porque las
palabras entregadas van a la piel, a la mente y al corazón.
Las personas-libro preparan
narraciones, que más que recitales, son superaciones constantes, no
sólo porque es una lucha contra el pudor (ser el centro de atención
ante un público, no resulta fácil de asimilar sino te consideras un
actor y las personas-libro no lo son), sino la elección de tu texto
que a veces puede jugar malas pasadas, o eso crees una vez en el
escenario.
Pero aseguran que esas dudas e
inseguridades desaparecen, y una vez que lo pruebas no quieres dejar
de hacerlo nunca.
Y así se sienten, o en este caso, nos
sentimos, pues yo soy también una de esas personas libro: realizadas en nuestra libertad,
transmitiendo textos, palabras y emociones.